¿Qué es un angioma?

Un angioma es una malformación de los vasos en la que los vasos afectados forman una capa interna aumentada. La enfermedad suele ser congénita, pero en casos bastante raros también puede desarrollarse en la edad adulta a través de los llamados hemangiomas. Algunas personas se ven casi cubiertas de esponjas cutáneas parecidas a puntos a medida que envejecen. Los angiomas pueden desarrollarse en la cara o en los órganos y suelen desaparecer por sí solos, por lo que no se consideran peligrosos. Los angiomas pueden extirparse mediante terapia láser o cirugía si son antiestéticos o causan irritación.

¿Cómo se desarrolla un angioma?

Los médicos aún no tienen claro por qué se forman los angiomas. Sin embargo, las causas hereditarias son posibles, sobre todo si se producen en todo el cuerpo. Aunque los angiomas no suelen considerarse peligrosos, a veces pueden ocultar enfermedades graves, como la cirrosis hepática.

¿Cuáles son los distintos tipos de angiomas?

Los médicos distinguen entre muchos tipos de angiomas, pero pueden dividirse en dos grupos principales en función de su origen:

• Hemangiomas: Son tumores benignos de los vasos sanguíneos, que en la mayoría de los casos son congénitos y también se denominan coloquialmente esponjas de sangre o manchas de fresa. Se dan con especial frecuencia en la boca, los riñones o el hígado y desaparecen por sí solos durante los primeros años de vida, incluso sin tratamiento.
• Malformaciones vasculares: describen anomalías que desaparecen por sí solas, similares a los hemangiomas. El tipo más frecuente de agioma que puede remontarse a una malformación vascular es la malformación arteriovenosa. Se produce entre una arteria y una vena y conlleva un alto riesgo de hemorragia, que puede romper el vaso. Una malformación arteriovenosa puede tener graves consecuencias, sobre todo en el cerebro. Los llamados cavernomas también forman parte de una malformación vascular. Los cavernomas están causados por una acumulación de venas alteradas y son benignos. Incluso una ligera presión puede causar hemorragias y, si no se detectan, pueden provocar dolores de cabeza, parálisis o convulsiones.

¿Qué síntomas provocan los angiomas?

Si se producen angiomas en el cerebro, pueden aparecer los siguientes síntomas:

• Hemorragia por angioma: se produce en un 2 a 4 por ciento de los casos y se manifiesta por déficits neurológicos, pérdida de conciencia y/o cefaleas agudas. Una hemorragia por angioma en el cerebro puede tener consecuencias potencialmente mortales.
• Convulsiones: un angioma puede provocar convulsiones por falta de oxígeno.
• déficits neurológicos: si un angioma provoca una alteración del flujo sanguíneo al cerebro, puede provocar trastornos visuales y/o del habla, parálisis, pero también cambios de carácter.

Si los angiomas se localizan en otra parte, no suelen causar síntomas, pero pueden crecer hasta alcanzar un tamaño de unos milímetros a unos centímetros. Si están situados en un lugar desfavorable, los angiomas pueden causar irritación. Esto ocurre sobre todo si el angioma está situado en un pliegue de la piel o en la axila y se produce cierta fricción no sólo con otras partes del cuerpo, sino también con la ropa. Esta circunstancia no sólo puede acelerar el crecimiento del angioma, sino también provocar síntomas como dolor, hemorragia o inflamación.

¿Cómo se diagnostican los angiomas?

Si son angiomas cutáneos, pueden diagnosticarse a simple vista. Son visibles como pequeños nódulos rojos, de planos a elevados, y suelen ser inofensivos.

Si están localizados en otra parte, pueden diagnosticarse mediante procedimientos de imagen, por ejemplo mostrando la arteria con un medio de contraste (angiografía) o una resonancia magnética (RM). En muchos casos, los angiomas se diagnostican como hallazgos incidentales, a menos que hayan causado síntomas anteriormente.

¿Cómo se trata un angioma?

En la mayoría de los casos, un angioma no necesita tratamiento porque desaparece por sí solo con el tiempo o es inofensivo. Sin embargo, como los angiomas suelen considerarse antiestéticos, pueden extirparse mediante tratamiento con láser o cirugía. El tratamiento depende del tamaño y la localización del angioma. Mientras que el tratamiento con láser suele utilizarse para los angiomas cutáneos, la cirugía se emplea para eliminar completamente el angioma de la piel. Este tratamiento con láser puede ser realizado por dermatólogos especializados en el campo de los hemagiomas. Si se considera la extirpación quirúrgica, el paciente puede consultar a un especialista en cirugía vascular.

Si se trata de un cavernoma o una malformación arteriovenosa que se localiza en el cerebro y provoca síntomas neurológicos, suele recurrirse a la extirpación quirúrgica o al tratamiento con la llamada embolización con espiral neurorradiológica. En este procedimiento, se pone al paciente bajo anestesia general y se introduce un microcatéter en el vaso sanguíneo correspondiente. Se utilizan espirales de platino para rellenar el aneurisma. Este procedimiento suele realizarlo un neurólogo y tiene la ventaja de ser menos invasivo.

Si los angiomas provocan hemorragias o tienden a formar coágulos sanguíneos, pueden tratarse con medicación que contenga el principio activo propranolol o con terapia de frío (crioterapia) como alternativa a la cirugía o la terapia láser, dependiendo de su localización y tamaño.

¿Cuál es el pronóstico de un angioma?

Mientras que los hemangiomas más pequeños suelen resolverse espontáneamente y curarse sin síntomas residuales, los angiomas más grandes a menudo pueden dejar vasos cutáneos dilatados, cicatrices, cambios de color en la piel y/o adelgazamiento de la piel. Si los angiomas se diagnostican debido a una hemorragia existente y luego se tratan, el pronóstico depende del momento del tratamiento. Si la hemorragia (sobre todo en el cerebro) ha estado presente durante mucho tiempo, pueden haberse producido daños permanentes, que deben ser evaluados por un neurólogo.