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Sobre la frecuencia del tiempo: la fascinante historia de la electroterapia

Introducción: Cuando la curación llega a través de la electricidad

Incluso los nombres de los aparatos sonaban prometedores: PHÖNIX, Heliolux, Philantrop. Su aspecto recordaba a un diseño elegante, sus promesas a milagros: alivio para el dolor articular, el asma, la caída del cabello... cómodamente en casa, sin médico. En el periodo de entreguerras, los aparatos de alta frecuencia experimentaron una asombrosa carrera entre la promesa de curación médica y un estilo de vida electrificado.

La electroterapia como producto de estilo de vida

Ya en la década de 1920, los aparatos de alta frecuencia se convirtieron en un producto de consumo para los hogares. Con electrodos de vidrio rellenos de gases nobles, brillaban en naranja, violeta o azul, producían ruidos misteriosos y una agradable sensación de hormigueo en la piel. Eran fáciles de usar y sus beneficios parecían universales. La estética visual y acústica, en particular, potenciaba el efecto sugestivo de los tratamientos, en consonancia con una nueva autoimagen de la curación como experiencia.

Entre la naturopatía, la reforma de la vida y el entusiasmo por la tecnología

La popularidad de estos aparatos sólo puede entenderse en el contexto de la época: La llamada "crisis de la medicina " -un creciente escepticismo hacia la medicina convencional- llevó a muchos a buscar métodos curativos alternativos. El movimiento de reforma de la vida propagaba el holismo, la vitalidad y el culto al cuerpo. La electricidad encajaba sorprendentemente bien aquí: se veía como una "fuerza de la naturaleza", como una fuente de energía para el cuerpo que podía devolverse a través del aparato.

El "sanador milagroso" Valentin Zeileis

Valentin Zeileis, un terapeuta laico de Austria, se hizo especialmente popular. Trataba hasta 1.000 personas al día en salas oscuras con espirales de luz eléctrica. Su método combinaba la autopresentación, la radiación de alta frecuencia y la radioterapia para crear una experiencia espiritual a medio camino entre el culto y el comercio.

La tecnología como autodirección

En la República de Weimar, la electroterapia también sirvió para la autooptimización: la salud se convirtió en una responsabilidad privada, en un deber social. Los aparatos se instalaron en peluquerías, salones de belleza y baños privados y simbolizaron la disciplina y la modernidad. Simbolizaban una nueva imagen de la salud: entre la autoayuda, la higiene y el estilo de vida.

Del auge al desplazamiento

Aunque los aparatos eran caros, su uso estaba muy extendido. Pero con el régimen nazi, los avances médicos como los antibióticos y la llegada de la televisión, perdieron importancia. Sin embargo, nunca desaparecieron del todo y perviven hoy en día en programas de bienestar y tratamientos naturistas.

Conclusión: la corriente de la historia

La terapia de alta frecuencia simboliza una época en la que la tecnología, la salud y la cultura se unieron de una forma nueva. La historia de estos aparatos muestra cómo las sociedades pueden ser moldeadas por la tecnología, las imágenes del cuerpo y las promesas de curación. Y muestra lo actuales que siguen siendo algunos de estos temas.