La terapia de frecuencia según Schumann

¿Existe una frecuencia que se extiende por la Tierra y puede influir positivamente en el organismo humano? Incluso se ha demostrado científicamente. La frecuencia se llama resonancia Schumann. En el siguiente artículo explicamos en qué consiste la resonancia Schumann, cómo surgió y cómo puede influir positivamente en la salud humana. También veremos qué descubrimientos científicos existen ya sobre la Resonancia Schumann y cómo puede utilizarse con fines médicos.

¿Qué es la frecuencia Schumann?

La frecuencia Schumann se remonta a su inventor del mismo nombre, el físico Winfried Otto Schumann. Su invención, la frecuencia Schumann, se utiliza para describir ciertas frecuencias que producen ondas a lo largo de la circunferencia de la Tierra, las llamadas ondas estacionarias de corriente. La frecuencia Schumann describe así el patrón de oscilación de la Tierra, que es de 7,83 hercios. El patrón de oscilación de la Tierra se mantiene con la energía de los rayos.

Aproximadamente 50 rayos por segundo golpean la ionosfera desde el espacio, que se encuentra entre 50 y 100 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra y se extiende varios cientos de kilómetros en el espacio. Cada relámpago genera ondas electromagnéticas que orbitan alrededor de la Tierra dentro de su cavidad entre la superficie terrestre y la ionosfera. Se genera una resonancia Schumann, u oscilación natural de la Tierra, siempre que algunas de estas ondas tienen la misma longitud de onda o son más largas que la circunferencia de la Tierra. Las frecuencias Schumann son ondas de frecuencia extremadamente baja. Son hasta cien mil veces más bajas que las ondas de radio, por ejemplo. Los científicos sospechan que la frecuencia Schumann está causada por la actividad eléctrica de la atmósfera.

¿Qué efecto tiene la frecuencia Schumann en el organismo humano?

Aunque la frecuencia Schumann es una onda de baja frecuencia, tiene una inmensa influencia en el ser humano. Numerosos estudios han demostrado que la frecuencia Schumann es recibida por la glándula pineal y controla todos nuestros procesos corporales. Los cronoastrobiólogos, por ejemplo, descubrieron que la frecuencia Schumann tiene una gran influencia en la regulación hormonal humana. Pero no sólo eso. La frecuencia Schumann es también el reloj de nuestro cerebro, ya que activa el sistema límbico. Se trata de una zona del cerebro responsable de las emociones. Los experimentos han demostrado que las personas expuestas artificialmente a la resonancia Schumann conseguían cambios positivos en su estado mental. Inmediatamente se sintieron mucho mejor, se sintieron más motivadas y pudieron dormir mejor. Los investigadores también descubrieron que la frecuencia Schumann puede utilizarse para tratar enfermedades. Las células enfermas empezaron a establecer una conexión con las células sanas a través de la frecuencia Schumann. Como resultado, podían aliviarse los síntomas de la enfermedad.

Experimentos en torno a la frecuencia Schumann

Que la ausencia de ondas Schumann provoca problemas de salud mental y física en los seres humanos lo han demostrado, entre otros, los estudios realizados por E. Jacobi en la Universidad de Düsseldorf. El catedrático de Fisiología del Comportamiento, R. Wever, del Instituto Max Planck, también pudo demostrar algo parecido. En un estudio, Wever empezó a construir un búnker subterráneo en Erling-Andechs, que blindaba completamente los campos magnéticos. Los estudiantes que participaron en este experimento vivieron en el búnker durante cuatro semanas. Wever descubrió que, durante estas cuatro semanas, los ritmos circadianos de los estudiantes cambiaron. Un ritmo circadiano es la capacidad del organismo de sincronizar los procesos fisiológicos durante unas 24 horas. Wever también observó que muchos estudiantes se quejaban de dificultades emocionales y/o migrañas. Estos problemas desaparecieron cuando los alumnos salieron del búnker. Basándose en estos resultados, Wever llegó a la conclusión de que existía una conexión directa entre el organismo humano y el pulso de la Tierra, la llamada resonancia Schumann.

A conclusiones similares deben llegar probablemente todos los astronautas que experimentan dolores de cabeza, cambios en la respiración y en el pulso, así como un deterioro del estado general de salud al abandonar la superficie terrestre. Que todos estos cambios físicos de los astronautas pueden atribuirse a la frecuencia Schumann quedó demostrado cuando el profesor Persinger la recreó artificialmente y las dolencias de los astronautas desaparecieron. Pero, afortunadamente, en circunstancias normales, no es nada fácil que la frecuencia Schumann desaparezca sin más. Esto se debe a que puede calcularse a partir de la circunferencia de la Tierra en relación con la velocidad de la luz y, por tanto, es constante. Sólo una reducción repentina de la circunferencia de la Tierra o un cambio en la velocidad de la luz podrían modificar también la frecuencia Schumann. Sin embargo, como hay leyes físicas detrás de esto, es prácticamente imposible. Las teorías que, sin embargo, afirman que la resonancia Schumann cambia con el tiempo se deben a la creación artificial de nuevos campos electromagnéticos por parte del ser humano

¿Cómo se descubrió la frecuencia Schumann?

en 1893, el físico irlandés George Francis FitzGerald desarrolló la hipótesis de que la atmósfera podía utilizarse como conductora de electricidad. Como miembro del grupo de los llamados "maxwelianos", Fitzgerald defendió la teoría del campo electromagnético. Se decía que éste interactuaba con las cargas eléctricas del espacio y podía manifestarse incluso en ausencia de cargas eléctricas. FitzGerald pudo medir una oscilación electromagnética de unos 0,1 segundos para las capas de la atmósfera conocidas en aquella época. Se trataba del modo más bajo de la resonancia Schumann. Sólo más tarde, con la suposición de que también existía una ionosfera (1902) y con la prueba experimental de ello en 1925, pudieron demostrarse también resonancias Schumann superiores.

Esta primera suposición de Fitzgerald de que la atmósfera actúa como conductora de electricidad fue elaborada posteriormente por Schumann. Schumann supuso que una esfera genera una tensión eléctrica en otra esfera y que, por tanto, debe existir una relación de tensión entre estas dos esferas. Todo esto podía observarse en la Tierra cargada negativamente, que existe dentro de la ionosfera cargada positivamente y que da a la Tierra su pulso decisivo. En el curso de sus investigaciones, Schumann distinguió frecuencias comprendidas entre 6 y 50 ciclos. Del total de ocho frecuencias de Schumann, sólo cuatro pertenecían a la gama de Frecuencias Extremadamente Bajas (FEB), es decir, a la gama comprendida entre 3 y 30 hercios, que, en consecuencia, pueden afectar directamente a las siguientes gamas de frecuencias del cerebro:

  • Ondas alfa: Gama de frecuencias entre 7 y 14 Hz, las produce el cerebro en estado de vigilia relajada, es decir, justo antes de dormirse, después de despertarse y/o durante la meditación.
  • Ondas beta: La gama de frecuencias entre 14 y 30 Hz la genera el cerebro en estado de alerta y vigilia. Las personas expuestas a la gama de ondas beta durante mucho tiempo se sienten muy estresadas y su creatividad se ve limitada.
  • Ondas Theta: La gama de frecuencias entre 3 y 7 Hz la genera el cerebro en estado de sueño, relajación, creatividad y/o intuición.
  • Ondas delta: Gama de frecuencias entre 0,5 y 3 Hz son producidas por el cerebro en el sueño profundo.

Mediante aparatos de EEG se ha podido demostrar que las ondas alfa y theta producidas por el cerebro humano se sincronizan con la frecuencia Schumann. Ambas frecuencias cerebrales se basan en una resonancia relajada, soñadora o somnolienta, en la que también tienen lugar la generación celular y los procesos curativos. Todo lo que existe tiene una determinada gama de frecuencias. Dos frecuencias que están sintonizadas sincrónicamente entre sí, como es el caso de las ondas alfa y theta y la frecuencia Schumann, se influyen mutuamente. Si las frecuencias Schumann no se mueven sincrónicamente entre sí, se producen perturbaciones, es decir, desarmonía. Como el cerebro humano está en resonancia con las frecuencias Schumann, estas perturbaciones tienen un efecto directo sobre nuestro pensamiento y nuestro ser. Desequilibran el sistema nervioso central, el sistema nervioso simpático, que abastece especialmente a las vísceras, y el sistema nervioso parasimpático, responsable de la estructura y los tejidos y de las funciones corporales necesarias. Este desequilibrio afecta al cuerpo, la mente y el espíritu. Las personas pueden reaccionar con trastornos del sueño y/o cambios de humor. También pueden producirse molestias físicas como dolores de cabeza, dificultades de concentración y/o estados de ánimo depresivos.

Aplicación útil de la frecuencia Schumann en la enfermedad y para el bienestar general

En el pasado, cuando los médicos hablaban de la sensibilidad al clima o de la melancolía inducida por los chubascos y la depresión causada por los días grises, solían ser tachados de charlatanes. Entretanto, numerosos experimentos científicos han demostrado que el organismo humano funciona como un mecanismo muy complejo y también depende de factores externos. Así pues, no sólo existe una conexión entre el cuerpo y la mente, sino también una influencia del entorno. Muchos estudios han demostrado que las personas que se sincronizan con la frecuencia Schumann de 7,83 Hz tienen mejores factores físicos y psicológicos que las personas en desarmonía:

  • mejor rendimiento en el aprendizaje y la memoria
  • más equilibrio y tendencia a menos síntomas de desfase horario,
  • mejor tolerancia al estrés.

El neuropsicólogo y psicoterapeuta Herbert König puede citarse como prueba de la conexión entre los ritmos cerebrales y las resonancias Schumann. Fue el sucesor de Schumann en la Universidad de Múnich y comparó los campos electromagnéticos naturales del entorno con las grabaciones del electroencefalograma humano. Descubrió que las ondas alfa controladas por el cerebro se encuentran en la misma gama de frecuencias que las resonancias Schumann. König y sus colegas investigaron este fenómeno y demostraron que la actividad electromagnética que se produce en la cavidad de resonancia de la Tierra puede sincronizarse con los ritmos cerebrales. Este conocimiento puede aplicarse con fines médicos. Schumann inventó su llamado aparato Schumann especialmente con este fin, con el que se podía reproducir la frecuencia Schumann como autoterapia en casa o en instituciones médicas.

Sincronización con la resonancia Schumann

Schumann, junto con otros médicos, desarrolló el llamado zapper. Se trata de un práctico aparato con el que se pueden ajustar distintas frecuencias para el autotratamiento en casa o para la práctica terapéutica. La finalidad del zapper es volver a ponerse en la vibración correcta. Muchos investigadores coinciden en que el dispositivo Schumann puede utilizarse para generar una señal de 7,83 Hz y reducir así los efectos perturbadores de los campos electromagnéticos. Por otra parte, si no quieres utilizar inmediatamente un zapper o el llamado dispositivo Schumann, también puedes hacer las siguientes cosas para volver a estar en armonía con la resonancia Schumann.

  • Pasa mucho tiempo en la naturaleza: Por ejemplo, ¿qué tal un relajante paseo por el bosque o una excursión a la orilla del mar? Si pasas mucho tiempo al aire libre, podrás poner rápidamente tus vibraciones en armonía con la Madre Naturaleza, o frecuencia Schumann. Cualquier lugar de la naturaleza es bueno para ello. No importa si se trata de un picnic en el campo o de una siesta en la tumbona del jardín. Lo importante es que respires aire puro
  • Una mirada a las estrellas: Observar las estrellas en el cielo despejado de la noche también puede conducir a la armonía con la frecuencia de la Tierra.
  • Escuchar frecuencias Schumann: Actualmente hay muchos CD de música comercial que contienen frecuencias Schumann. Puedes escucharlos mientras conduces hacia el trabajo o durante la pausa para comer. También hay muchos vídeos en YouTube que puedes ver relajadamente.

 

¿Por qué puede producir curación la Resonancia Schumann?

 

El efecto curativo de la frecuencia Schumann está estrechamente relacionado con la glándula pineal humana. En el antiguo Egipto, la glándula pineal también se conocía como el tercer ojo. En sentido médico, forma parte del diencéfalo y es responsable de la producción de melatonina. Así pues, la glándula pineal es enormemente importante para nuestra regulación hormonal y regula el ritmo humano de sueño-vigilia. En este sentido, la glándula pineal funciona como una especie de reloj generador para el cerebro.

Escuchar una frecuencia determinada durante un periodo de tiempo prolongado hace que la glándula pineal se sincronice con esa frecuencia. Esto ocurre aproximadamente cada treinta segundos durante unos 300 milisegundos. Los investigadores han descubierto que la frecuencia a la que se sincroniza nuestra glándula pineal tiene una importancia crucial. La sincronización con la frecuencia Schumann, como ha demostrado el artículo, puede tener un efecto curativo y repercutir positivamente en el bienestar general.

Además del efecto positivo sobre la glándula pineal, los estudios también han demostrado que la frecuencia Schumann también tiene un efecto positivo sobre el sistema límbico. La vibración de ocho hercios pone al cerebro en un estado calmante y al mismo tiempo energizante. El resultado global es una armonización holística del cuerpo en la que todos los órganos y todas las funciones del organismo encuentran su centro. De este modo pueden aliviarse o curarse diversos síntomas de enfermedad.