¿Qué es un glioma?

El término glioma se refiere a un tipo de tumor cerebral que se desarrolla a partir de las células de sostén del tejido nervioso (células gliales). Un glioma se clasifica en los siguientes tipos de tumor, según las células gliales de las que se origine:

  • Astrocitomas: células en forma de estrella con procesos celulares a veces largos, que se encuentran entre los gliomas más frecuentes, representando más del 60%,
  • Oligodendrogliomas: Células con procesos cortos, que representan el 10% de todos los gliomas,
  • Ependimomas: ventrículos del cerebro, que representan entre el 5% y el 10% de todos los gliomas,
  • Gliomas mixtos: como los oligoastrocitomas, que representan entre el 5 y el 10 por ciento de todos los gliomas.

Un glioma puede extirparse quirúrgicamente o tratarse con radioterapia y/o quimioterapia. Las posibilidades de curación varían según el tipo de glioma. Mientras que los gliomas menos malignos (de bajo grado) pueden tratarse, otros son incurables. El glioma es el tipo más frecuente de tumor cerebral primario, y afecta a una media de cinco a seis de cada 100.000 personas cada año. Mientras que algunos tipos de tumores de glioma se desarrollan en la infancia, otros no lo hacen hasta la edad adulta.

¿Cuáles son los distintos tipos de glioma?

Los gliomas, como otros tumores cerebrales, están clasificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los llamados grados tumorales, según su crecimiento y pronóstico:

  • I. Grado: Astrocitoma piloquístico; son tumores benignos y de crecimiento lento que suelen tener buen pronóstico y pueden extirparse mediante cirugía
  • Grado II: Astrocitoma difuso (fibrilar, gemistocítico, pilomixoide, protoplasmático); oligodendroglioma; oligoastrocitoma; tumores que tienen un alto riesgo de reaparecer tras un tratamiento exitoso (recidiva) y pueden convertirse en tumores malignos,
  • III. grado: astrocitoma anaplásico; oligodendroglioma anaplásico; oligoastrocitoma anaplásico; son tumores malignos que requieren radioterapia y/o quimioterapia además de cirugía,
  • IV. Grado: Glioblastoma: son tumores muy malignos que crecen rápidamente y tienen un pronóstico desfavorable. Incluso con los métodos de tratamiento disponibles de cirugía, radioterapia y/o quimioterapia, los glioblastomas no suelen ser curables.

El glioblastoma es el más frecuente, seguido de las diversas formas de astrocitoma. El oligodendroglioma es la forma más rara de tumor cerebral. Los gliomas de bajo grado se dan con más frecuencia en niños y adultos jóvenes, mientras que los adultos y las personas mayores tienen más probabilidades de desarrollar gliomas de alto grado.

¿Qué causa un glioma?

Los médicos siguen sin ponerse de acuerdo sobre las causas de los tumores cerebrales. Sin embargo, suponen que un glioma puede desarrollarse debido a factores genéticos. Entre ellos se encuentran, sobre todo, la neurofibromatosis I o la esclerosis tuberosa. Pero la radioterapia, realizada por ejemplo para tratar un cáncer anterior, también puede favorecer el crecimiento de un glioma.

Los tumores cerebrales se producen por una alteración de la división celular fisiológica, que tiene lugar diariamente en forma de actividades metabólicas en cada célula y también en el material genético, el ADN. Si el ADN se daña durante estos procesos, pueden formarse mutaciones o secciones de ADN defectuosas. Como resultado, estas células degeneradas pueden multiplicarse sin control, dando lugar a tejido enfermo (neoplasia).

¿Cuáles son los síntomas de un glioma?

Un glioma, como muchos otros tumores cerebrales, se manifiesta bastante tarde. Los síntomas que se manifiestan y lo perceptibles que son dependen siempre de la localización del tumor. Al principio, un glioma puede manifestarse como dolores de cabeza recurrentes, mareos, náuseas y vómitos. Sin embargo, según su localización, también puede causar trastornos del comportamiento y sensoriales, como hormigueos, así como trastornos visuales y del habla. Además, puede llegar a producir convulsiones, lo que indica un aumento de la presión intracraneal.

¿Cómo se diagnostica un glioma?

El glioma se diagnostica mediante resonancia magnética (RM). Para poder determinar el glioma con mayor precisión, también se realiza un examen del tejido (biopsia). Dado que el glioma está formado por las llamadas fibras gliales, éstas pueden detectarse en una muestra de tejido mediante la marcación en color de la proteína de la fibra glial (GFAP). De este modo, también es posible distinguir entre otros tumores cerebrales, ya que cada uno contiene proteínas diferentes.

¿Cómo se trata un glioma?

El tipo de tratamiento depende siempre de la gravedad del respectivo glioma, de su tamaño y de su localización. En general, un glioma puede tratarse con cirugía, radioterapia y/o quimioterapia. Junto con estos métodos de tratamiento, el paciente también recibe atención psicológica.

Al elegir un método de tratamiento adecuado, el médico siempre evaluará los riesgos y los beneficios. En general, el médico siempre intentará extirpar completamente el tumor mediante cirugía. El tratamiento postoperatorio más importante suele ser la radioterapia. Como alternativa, pueden utilizarse terapias farmacológicas sistémicas, en las que desempeñan un papel importante las sustancias del campo de los citostáticos y la antiangiogénesis.

Si hay un glioblastoma, puede tratarse mediante los llamados campos de tratamiento tumoral (TTF). En este método de tratamiento, se coloca al paciente un capó a través del cual se generan campos magnéticos. Se supone que estos campos magnéticos inhiben el crecimiento celular del tumor. La eficacia de los campos de tratamiento tumoral ya se ha demostrado en estudios médicos, por lo que siempre debe considerarse como una opción de tratamiento para el glioblastoma.

¿Qué posibilidades hay de curar un glioma?

Además de la gravedad del tumor, el pronóstico también depende de la edad y el estado general de salud del paciente. Es cierto que las perspectivas de curación completa disminuyen al aumentar la edad y el estado de la enfermedad. La tasa de supervivencia a 5 años tras el diagnóstico es de aproximadamente el 20%, independientemente del sexo de la persona afectada. Para el éxito del tratamiento, especialmente de los gliomas malignos, siempre es importante el diagnóstico precoz y el inicio del tratamiento adecuado, ya que este tipo de tumores siempre crecen con rapidez.