En los últimos años, se ha acelerado la posibilidad de tratar diversas enfermedades con hidrógeno molecular. La investigación sobre el uso del hidrógeno como terapia médica ha progresado rápidamente. Según la literatura científica actual, hay pocas dudas sobre su eficacia. 

En este artículo, examinaremos el uso del hidrógeno para la enfermedad de Alzheimer. Antes de entrar en detalles sobre cómo el hidrógeno realiza esta asombrosa labor, entendamos primero qué es la enfermedad de Alzheimer.

¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa en la que el cerebro comienza lentamente a degenerarse y a funcionar mal. Es la causa más frecuente de demencia, en la que se ven afectados la memoria, el lenguaje, el estado de ánimo y la personalidad. Suele aparecer en personas mayores, pero no forma parte del proceso normal de envejecimiento.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Alzheimer?

Cuando las células cerebrales empiezan a fallar, el paciente empieza a perder la memoria. Normalmente, se conservan los recuerdos antiguos. Los enfermos de Alzheimer tienen dificultades para retener nuevos recuerdos. Aunque muchos de nosotros a veces no podemos recordar acontecimientos recientes, los enfermos de Alzheimer ni siquiera se dan cuenta de que han olvidado cosas. Esto se debe a que las células cerebrales de la parte del cerebro asociada al aprendizaje han empezado a funcionar mal. Esto también provoca desorientación, confusión sobre el lugar, el tiempo y los acontecimientos, cambios de humor y de comportamiento, sospechas inapropiadas de familiares y cuidadores. A medida que avanza la enfermedad, los pacientes pueden no ser capaces de andar, hablar o incluso tragar. Como los enfermos de Alzheimer no se dan cuenta de que tienen un problema, muchos no lo manifiestan hasta tarde, cuando amigos y familiares empiezan a preocuparse.

¿Por qué se produce el Alzheimer?

Los científicos aún no conocen la razón exacta por la que se desarrolla esta enfermedad debilitante. Se cree que existe una susceptibilidad genética que causa la enfermedad. También se cree que otras causas, como la depresión, la hipertensión arterial y los traumatismos craneoencefálicos, son factores de riesgo. Existen varias hipótesis sobre el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Además del componente genético, hay muchas investigaciones que sugieren que un componente de estrés oxidativo desempeña un papel en la patogénesis de la enfermedad. Esto se evidencia por el aumento de los marcadores de estrés oxidativo observado en la enfermedad de Alzheimer.

¿Qué anomalías se observan en el cerebro en la enfermedad de Alzheimer?

En la enfermedad de Alzheimer se observan principalmente dos rasgos patológicos: las placas y los ovillos. Son responsables de la muerte de las células cerebrales. Las placas están formadas por proteínas denominadas beta-amiloide y se depositan entre las células nerviosas. Los ovillos están formados por otra proteína llamada tau y se depositan en el interior de las células. Estas proteínas desempeñan un papel importante en la muerte de las células y afectan a su capacidad para comunicarse entre sí, lo que provoca síntomas como la pérdida de memoria.

¿Cómo podemos prevenir/curar la enfermedad de Alzheimer?

Debemos ser conscientes de que actualmente no existe cura para la enfermedad de Alzheimer. Tampoco hay formas probadas de prevenir esta enfermedad. Una vez que se inicia el proceso de la enfermedad, progresa. La única opción es reducir los síntomas de la enfermedad de Alzheimer y llevar una vida lo más normal posible. Actualmente, sólo existen unos pocos medicamentos para tratar los síntomas cognitivos que se producen en la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, la mayoría de ellos tienen efectos secundarios y su efecto desaparece al cabo de un tiempo. Aquí es donde entra en juego el hidrógeno.

¿En qué se basa el hidrógeno para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer?

Como ya se ha mencionado, hay muchos estudios que apuntan al efecto del estrés oxidativo en la enfermedad de Alzheimer. Por ello, se está promoviendo la terapia antioxidante, y muchos clínicos sugieren el uso de vitamina E y otros alimentos que contengan antioxidantes. Sin embargo, la mayoría de los clínicos no conocen el antioxidante más nuevo y potente, el hidrógeno. Los efectos antioxidantes del hidrógeno se conocieron tras un estudio realizado por científicos japoneses en 2007. Desde entonces, se han realizado cientos de estudios para determinar su eficacia y seguridad. Las especies reactivas del oxígeno, que se producen debido al estrés oxidativo, pueden causar inflamación crónica en el cerebro y provocar síntomas. El hidrógeno puede neutralizar estos radicales libres de oxígeno sin afectar a otros radicales libres beneficiosos. Una vez que ha cumplido su función, el hidrógeno se convierte en agua, que no es tóxica para el cerebro.

Nuevas investigaciones demuestran que el hidrógeno modifica la expresión de los genes

Como parte de este efecto, puede aumentar los niveles de antioxidantes, como el glutatión, y de enzimas antioxidantes dentro de las células.

Otro efecto útil del hidrógeno en el tratamiento de estas enfermedades neurodegenerativas se debe a su difusividad. Muchos fármacos tienen dificultades para atravesar la barrera hematoencefálica que protege el cerebro y llegar a él en las concentraciones deseadas. Sin embargo, como el hidrógeno es un gas (la más pequeña de todas las moléculas gaseosas), puede atravesar fácilmente la barrera hematoencefálica y ejercer su efecto.

Las especies reactivas del oxígeno también se producen en las mitocondrias de las células

La principal tarea de las mitocondrias es producir energía mediante la formación de ATP. Si la cantidad de especies reactivas del oxígeno supera un límite crítico, la mitocondria puede resultar dañada. El hidrógeno puede difundirse dentro de las células y llegar a la mitocondria, lo que da lugar a un control muy eficaz de los radicales libres de oxígeno.

Se ha comprobado que el uso del hidrógeno no tiene absolutamente ningún efecto secundario cuando se utiliza dentro de las concentraciones recomendadas.

¿Qué investigaciones científicas existen sobre el uso del hidrógeno para tratar los síntomas del Alzheimer?

Actualmente existen algunas investigaciones que han estudiado los efectos directos del hidrógeno en la enfermedad de Alzheimer.

En un estudio de Li J et al, los científicos administraron solución salina rica en hidrógeno a ratas que tenían placas amiloides de Abeta en el cerebro con inflamación neuronal. Tras inyectarles solución salina rica en hidrógeno, los científicos estudiaron su memoria y disfunción motora. El hidrógeno fue capaz de bloquear mediadores inflamatorios como la IL - 6, el TNF alfa y el MDA. Fue capaz de promover la LTP en el hipocampo del cerebro, que normalmente está bloqueada por las placas amiloides. (La LTP es una expresión importante de la plasticidad sináptica implicada en la función de aprendizaje y memoria).

Los investigadores analizaron la función cognitiva de las ratas mediante la tarea al aire libre del laberinto acuático de Morris y mediante mediciones electrofisiológicas. El hidrógeno fue capaz de reducir la inflamación neuronal y el estrés oxidativo inducidos por el amiloide en el cerebro, lo que condujo a una mejora de los síntomas cognitivos, como la función de memoria.

Según Wang C et al, la solución salina rica en hidrógeno fue capaz de reducir el estrés oxidativo y la inflamación neuronal inducidos por la beta amiloide (Aβ) en un modelo de rata. Se inyectó solución salina rica en hidrógeno a las ratas durante 10 días y se comprobaron sus mediadores oxidativos. Se comprobó que tenían menos mediadores inflamatorios y de estrés oxidativo que antes. Se pensó que el mecanismo de este cambio se debía a la modulación genética por el hidrógeno. Se pensó que el factor nuclear-kappa B y la JNK (una enzima cinasa específica) estaban atenuados.

En otro estudio de Gu y sus colegas, a ratones que presentaban una muerte celular acelerada relacionada con la edad (senescencia) se les dio a beber agua rica en hidrógeno a voluntad durante 30 días. El tratamiento de 30 días con agua rica en hidrógeno evitó el deterioro de las capacidades cognitivas relacionado con la edad y se asoció a un aumento de los niveles de serotonina en el cerebro y de la actividad antioxidante en el suero. Cuando también se les administró agua rica en hidrógeno durante 18 semanas, se comprobó que su hipocampo degeneraba menos en comparación con los ratones que no bebían agua rica en hidrógeno.

Aún queda mucho por investigar para determinar la eficacia del hidrógeno, pero cabe suponer que el hidrógeno puede ayudar a los enfermos de Alzheimer ganándoles un poco más de tiempo al reducir los síntomas.

Un estudio que analizó las concentraciones de hidrógeno en el tejido de las ratas tras la administración de hidrógeno por distintas vías mostró que las mayores concentraciones de hidrógeno se encontraban en el músculo y el cerebro tras la inhalación de hidrógeno, en comparación con otras vías de administración, como el uso oral, intravenoso e intraperitoneal de agua rica en hidrógeno. Estos resultados sugieren que la inhalación de hidrógeno puede ser la forma más eficaz de administración de hidrógeno para enfermedades cerebrales neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.

El hidrógeno puede ser el próximo gran avance en el control de la enfermedad de Alzheimer

El hidrógeno puede ser el próximo gran avance en el control de los síntomas del Alzheimer porque es barato (una vez que compras un electrolizador, apenas hay costes adicionales para preparar el hidrógeno) en comparación con la mayoría de los fármacos, que pueden costar una fortuna.

Fuentes
¿Qué es el Alzheimer? (2017). Asociación de Alzheimer. Recuperado el 31 de octubre de 2017, de https://www.alz.org/alzheimers_disease_what_is_alzheimers.asp
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