¿Qué es la lipomatosis?

La lipomatosis es un aumento difuso del tejido adiposo (hiperplasia del tejido adiposo), que puede darse sobre todo en las caderas y alrededor del corazón (lipomatosis cordis). Se trata de un trastorno cutáneo benigno poco frecuente que suele producirse por factores genéticos. La lipomatosis se caracteriza por el aspecto clínico de muchos lipomas encapsulados e indoloros que se producen en el tejido adiposo subcutáneo del tronco y las extremidades.

¿Qué tipos de lipomatosis se distinguen?

En la literatura médica se distinguen cuatro tipos de lipomatosis, que determinan principalmente la localización de la enfermedad:

  • Tipo I: afecta a la zona del cuello (síndrome de Madelung, localizado),
  • Tipo II: afecta a la cintura escapular (tipo pseudoatlético),
  • Tipo III: afecta a la cintura pélvica (tipo ginecoide),
  • Tipo IV: afecta al abdomen

 

Además, la lipomatosis puede dividirse en los tres cuadros clínicos siguientes, bastante poco frecuentes:

  • la lipomatosis simétrica benigna, que lleva el nombre de su descubridor Launois-Bensaude,
  • lipomatosis múltiple familiar: enfermedad muy rara que se caracteriza por sus numerosos lipomas benignos encapsulados, localizados en el tejido adiposo subcutáneo. La enfermedad suele aparecer en la tercera década de la vida, pero en algunos casos puede desarrollarse durante la infancia o la adolescencia. La lipomatosis múltiple familiar afecta principalmente al cuello, tronco y extremidades.
  • lipomatosis dolorosa (enfermedad de Dercum)

¿Cómo se desarrolla la lipomatosis y a qué causas puede atribuirse?

En la lipomatosis, las células grasas se multiplican de forma incontrolada por encima de los niveles normales. La lipomatosis puede aparecer de forma asimétrica en distintas partes del cuerpo, pero también puede aparecer de forma simétrica.

Aún no se conocen las razones del desarrollo de la lipomatosis. Sin embargo, las investigaciones suponen que el riesgo de desarrollar lipomatosis aumenta con la diabetes, las lesiones hepáticas, los carcinomas pulmonares o las polineuropatías. Además, un mal funcionamiento de la glándula tiroides y los cambios en los niveles de ácido úrico causados por la gota pueden favorecer la lipomatosis. Los médicos también suponen que el llamado sarcoma de Kaposi, que se da con especial frecuencia en pacientes con SIDA, está implicado en el desarrollo de la lipomatosis.

Si se trata de un caso de lipomatosis múltiple familiar, las causas genéticas también pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad, aunque los expertos médicos aún no conocen el defecto genético subyacente.

¿Cómo se pueden prevenir los lipomas?

Hasta ahora no existen medidas preventivas adecuadas para evitar el desarrollo de un lipoma. Si hay sospecha de lipomatosis múltiple familiar, el asesoramiento genético humano puede ayudar en casos individuales.

¿Cuáles son los síntomas de la lipomatosis?

La lipomatosis suele ser indolora. Si se trata de una lipomatosis especialmente grande o si se localiza en partes del cuerpo que limitan la movilidad, la lipomatosis puede percibirse como especialmente molesta. Además, la lipomatosis afecta al aspecto estético, lo que puede acarrear considerables problemas psicológicos a los afectados.

¿Cómo se diagnostica la lipomatosis?

Tras hacer la historia clínica, se examina clínicamente al paciente. Para ello, pueden utilizarse procedimientos de diagnóstico por imagen, como una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (RM). La TC o la RM pueden mostrar hasta dónde se ha extendido el lipoma.

¿Cómo se trata la lipomatosis?

En la mayoría de los casos, la lipomatosis no puede tratarse de forma causal. Una excepción es la llamada lipomatosis relacionada con el alcohol, cuyo crecimiento puede limitarse completamente mediante la abstinencia sistemática. Por tanto, a los afectados de lipomatosis sólo puede extirparles un cirujano estético los factores de la enfermedad, en su mayoría visibles y estéticamente molestos. Esto puede hacerse con la liposucción clásica o la extirpación quirúrgica del tejido graso sobrante. Sin embargo, los afectados deben ser conscientes de que una intervención de este tipo no elimina la causa de la enfermedad. Por tanto, al cabo de un tiempo puede volver a ser necesaria una intervención quirúrgica.

Dado que la lipomatosis suele presentar una naturaleza muy firme del tejido adiposo, que además está entremezclado con tejido conjuntivo, la liposucción convencional no suele funcionar. La intercalación del tejido adiposo con el tejido conjuntivo conlleva el riesgo de hemorragia postoperatoria. Una alternativa es la llamada liposucción por ultrasonidos o PAL. Por otra parte, la cirugía es especialmente difícil cuando hay que corregir zonas extensas. Esto se debe a que cuanto mayor es la operación, mayor es la zona de la herida correspondiente. Como también existe riesgo de hemorragia postoperatoria, es muy importante una compresión postoperatoria adecuada. Los drenajes suelen ser aconsejables. Facilitan la salida de la sangre líquida acumulada. Tras la operación, además de una compresión estricta mediante corsé, el paciente debe prestar atención al cuidado adecuado de la herida y dejar los drenajes colocados durante más tiempo, como es habitual en otras operaciones. Además, el paciente debe restringir un poco sus movimientos después de la operación para no provocar innecesariamente hemorragias postoperatorias.

¿Qué complicaciones pueden surgir?

Los lipomas pueden alterar la sensación estética. Dependiendo de dónde se haya formado un lipoma y de lo grande que haya llegado a ser, la movilidad de la persona afectada puede verse limitada. Además, en casos concretos puede haber grandes dificultades para ponerse y quitarse la ropa.

Si la lipomatosis se extirpa mediante liposucción o cirugía, existe riesgo de hemorragia postoperatoria. Además, es frecuente que la lipomatosis vuelva a desarrollarse al cabo de cierto tiempo, porque no se ha tratado la causa de la enfermedad.