¿Qué es la psoriasis?

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel, pero no contagiosa. El aspecto típico de la psoriasis son cambios escamosos y rojizos en la piel, que también puede picar. Los pacientes que padecen psoriasis de forma crónica a veces no sufren ningún problema cutáneo o tienen problemas cutáneos leves o graves. Aunque la psoriasis puede tratarse eficazmente, la enfermedad no es curable y puede ser psicológicamente muy estresante, sobre todo cuando los cambios cutáneos aparecen en partes visibles del cuerpo. Según las estimaciones, alrededor del 2% de la población alemana padece psoriasis.

¿Qué causa la psoriasis?

En la psoriasis, el problema radica en las células que forman los cuernos (queratinocitos). Normalmente, los queratinocitos atraviesan la capa superior de la piel (epidermis) en unas cuatro semanas. En el caso de la psoriasis, los queratinocitos se dividen unas 10 veces más rápido y sólo necesitan unos cuatro días para llegar a la superficie de la piel. Como las células muertas no pueden desprenderse con suficiente rapidez, la zona de piel afectada se vuelve gruesa y empieza a descamarse.

¿Qué favorece el desarrollo de la psoriasis?

La psoriasis está causada principalmente por factores genéticos, por lo que es el mayor factor de riesgo. Si uno de los padres ya padece psoriasis, hay un 15% de probabilidades de que el hijo también desarrolle la enfermedad. Esta probabilidad aumenta al 40% si ambos padres padecen psoriasis. Hasta ahora, no existen medidas preventivas para proteger el desarrollo de la psoriasis.

¿Cuáles son las diferencias en el cuadro clínico?

Los médicos suelen distinguir entre distintos tipos de psoriasis. En el 80% de los casos, la llamada psoriasis vulgar (o psoriasis en placas) es la forma más común. A veces, la psoriasis vulgar también puede causar psoriasis ungueal. En este caso, se produce un cambio en las uñas, que se manifiesta, por ejemplo, mediante un engrosamiento de la uña, pequeñas abolladuras en la uña o decoloración marrón amarillenta (la llamada uña de aceite). En casos especialmente graves, la uña también puede desprenderse.

Además de estas dos formas de psoriasis, también existe la psoriasis inversa (o psoriasis intertriginosa), que aparece principalmente en los pliegues de la piel, por ejemplo bajo las axilas, en los pliegues inguinales o glúteos, en la zona genital o, en las mujeres, bajo o entre los pechos. Este tipo de psoriasis no suele ser escamosa, ya que la piel de las zonas afectadas del cuerpo tiende a estar húmeda.

La psoriasis pustulosa es otro tipo de psoriasis en la que la piel forma ampollas llenas de pus, y aparece junto con la psoriasis vulgar o sola. La psoriasis guttata, otra forma de psoriasis, es bastante rara y se caracteriza por una gran erupción cutánea con pápulas puntiformes. Este tipo de psoriasis afecta principalmente a niños y adolescentes, y suele aparecer una o dos semanas después de una infección estreptocócica. Una vez curada esta infección, la psoriasis guttata también puede desaparecer por completo, o puede reaparecer o convertirse en psoriasis vulgaris.

¿Cuáles son los síntomas de la psoriasis?

La forma más común de psoriasis, la psoriasis vulgaris, se caracteriza por los siguientes síntomas

  • enrojecimiento de la piel, normalmente en ambos lados, que suele ir acompañado de una elevación plateada, brillante y muy escamosa de la piel, llamadas placas, porque son muy diferentes del resto de la piel,
  • las partes típicas del cuerpo son los codos, las rodillas, la cabeza y la espalda. Pero también pueden aparecer placas detrás de las orejas, en las manos, así como en los pies o en el ombligo. Pueden alcanzar un diámetro de entre uno y más de diez centímetros,
  • la psoriasis grave también puede ir acompañada de picor intenso,
  • La psoriasis de manos y pies puede ir acompañada de una piel muy seca que corre peligro de desgarrarse.

¿Cómo evoluciona la psoriasis?

En la mayoría de los casos, la psoriasis progresa por episodios, es decir, hay momentos en que los pacientes se quejan de síntomas especialmente graves y otros en que la psoriasis apenas se nota. Otros pacientes padecen una psoriasis permanentemente grave. Los médicos han descubierto recientemente que la psoriasis puede desencadenarse por determinados estímulos. Entre ellos están las quemaduras solares, las duchas calientes, ciertas sustancias químicas y medicamentos, como los utilizados para tratar el paludismo, y pequeñas lesiones en la superficie de la piel. Además, el estrés psicológico, las infecciones y el consumo de nicotina y alcohol también pueden favorecer la aparición de la psoriasis.

¿Cuáles son las consecuencias sanitarias de la psoriasis?

La psoriasis suele ir acompañada de una reacción autoinmune que no sólo afecta a la piel, sino también a otras partes del cuerpo. Alrededor del 25% de todos los pacientes con psoriasis se quejan también de articulaciones inflamadas (artritis psoriásica). Para prevenir el daño articular, debe tratarse precozmente.

Además de una posible carga psicológica, los pacientes con psoriasis también suelen tener un mayor riesgo cardiovascular. Por ello, la psoriasis suele ir acompañada de diabetes, hipertensión, niveles altos de colesterol y/o obesidad grave. Además, las enfermedades intestinales inflamatorias crónicas, como la enfermedad de Crohn, se dan con mayor frecuencia en relación con la psoriasis.

¿Cómo se trata la psoriasis?

La psoriasis puede tratarse, por ejemplo, con cuidados intensivos de la piel. Esto implica frotar pomadas y/o cremas aceitosas en las zonas afectadas de la piel para evitar que se seque, proteger la piel de lesiones y aliviar el picor si es necesario. En caso de psoriasis de moderada a grave, también puede utilizarse la fototerapia. Las placas se irradian con luz UV para reducir la inflamación de la piel y ralentizar la división celular. Otra posibilidad es administrar a los pacientes medicamentos o inyecciones. Con ellos se pretende inhibir las reacciones de defensa del sistema inmunitario.