¿Qué es un quiste solitario?

Un quiste solitario es una lesión tisular (lesión) ósea llena de líquido, que suele ser benigna y puede adoptar una forma similar a la de un tumor. Los médicos suelen distinguir entre quistes óseos solitarios simples (juveniles), que representan alrededor del 3% de todos los tumores óseos, y los llamados quistes óseos solitarios aneurismáticos. Los quistes solitarios aparecen con más frecuencia que la media en las dos primeras décadas de la vida, y la enfermedad afecta más a los varones de entre 10 y 15 años. Los quistes solitarios se producen con más frecuencia que la media en los huesos largos, pero también pueden desarrollarse en la mandíbula.

¿Cuáles son las distintas formas de quistes solitarios?

Los médicos distinguen entre quistes óseos simples (juveniles) y quistes óseos aneurismáticos. Mientras que los quistes óseos juveniles suelen describir quistes benignos, unicamerales, que se localizan en la cavidad medular y pueden diagnosticarse como resultado de una fractura espontánea, los quistes óseos aneurismáticos también son lesiones óseas benignas, pero multicamerales.

¿Cuáles son los síntomas de los quistes solitarios?

Los quistes solitarios (sobre todo los quistes óseos juveniles) suelen ser asintomáticos, a menos que se haya producido una fractura complicada. En algunos casos, sin embargo, un quiste solitario puede manifestarse por una inflamación local y a veces dolorosa. Es el caso, sobre todo, de los quistes óseos aneurismáticos.

¿Cómo se diagnostican los quistes solitarios?

Los quistes solitarios pueden detectarse mediante un examen radiográfico. En la mayoría de los casos, la osteólisis, es decir, la disolución del tejido óseo, es visible en la imagen radiográfica. También es posible un aclaramiento de una o varias cámaras. En la mayoría de los casos, los quistes solitarios se descubren como hallazgo incidental en la radiografía, por ejemplo cuando se pide una radiografía a raíz de un accidente. En cambio, los quistes óseos aneurismáticos pueden detectarse mediante un examen de resonancia magnética (RM). Para reforzar el diagnóstico, también se toma una muestra de tejido (biopsia) para diagnosticar claramente el tipo de quiste.

¿Cómo se tratan los quistes solitarios?

El tipo de tratamiento de los quistes solitarios difiere según su localización, tipo y tamaño. El tipo de tratamiento también se selecciona en función de si hay riesgo de fractura o si ya se ha producido una fractura. En algunos casos, es posible observar el quiste solitario al principio, ya que suele ser posible la regresión espontánea. Si es necesaria la cirugía, a menudo se realiza un raspado de tejido (curetaje) en combinación con otras medidas médicas, como el relleno de la cavidad con sustituto óseo. Aunque la cirugía suele ser uno de los tratamientos más prometedores, en algunos casos el quiste puede volver a formarse. Esto ocurre sobre todo si el quiste no se ha podido extirpar completamente.